El Centro Nacional de
Alimentación (CNA) es un centro dependiente de la Agencia de Seguridad
Alimentaria y Nutrición (AESAN). Las labores del CNA, tal y como viene indicado
en la página web de la Agencia, son apoyo científico, técnico y control analítico,
actuando como laboratorio de referencia en los casos establecido en las
disposiciones correspondientes, y el desarrollo de proyectos de I+D+I
nacionales y en la Unión Europea.
Hoy por hoy, gran parte de las
competencias de control analítico de los alimentos está transferido a las
Comunidades Autónomas por lo que la labor del Centro en gran parte es ya
residual.
Se han producido jubilaciones
masivas y no se ha respuesto personal con lo que la actividad científica está
bajo mínimos, sobre todo en gran parte debido a la pérdida de competencia del
centro.
La seguridad alimentaria va a ser
un gran reto en las próximas décadas debido al cambio climático y al aumento de
la población mundial, por lo que es importante para el país contar con un
Centro de Alimentación que cuente con un ambicioso plan o una hoja de ruta comprometida
que le permita responder a este reto ya que si el centro no lo hace simplemente
sería mejor su cierre por el coste que supone al contribuyente mantener un centro
casi sin competencias.
La implantación de este plan
requeriría la implicación de numerosos actores, desde los trabajadores, a la
dirección del Centro y el propio Ministerio de Consumo, hasta la comunidad
científica, pasando por la ciudadanía y los proveedores de servicios.
Es necesario un plan de
investigación científica y de desarrollo tecnológico, con una constante
colaboración con la industria alimentaria que trabaje en el desarrollo de
nuevos alimentos de alto valor nutricional. Sería recomendable también
potenciar investigación en el área de la nutrición y abordar cuestiones de
salud pública esenciales como el estudio de los efectos de nuevos contaminantes
en los alimentos (disruptores hormonales, contaminantes orgánicos persistentes)
, así como mejorar los aspectos de divulgación y comunicación científica del
centro que ahora mismo se encuentran bajo cero.
Abandonar el control analítico
que ya se hace de forma repetida en las comunidades autónomas y afrontar nuevos
retos necesita la implicación del personal del centro, que necesitaría ponerse
a estudiar y a reciclarse. Es necesario un compromiso por parte de la dirección
del Centro y de la AESAN y del Ministerio de Consumo en potenciar estas nuevas
áreas de trabajo mediante la contratación de más personal (contratación que
debe realizarse de forma transparente) y fomentar la colaboración con las Universidades
y la comunidad científica para encaminar la actividad a las áreas de trabajo
más prometedoras y convertir el Centro en un lugar puntero e innovador en lugar
del fondo de saco que supone hoy en día, que parece que sólo existe para cubrir
el expediente.
En todo este proceso debe abrirse
un mecanismo de escucha e implicación del ciudadano, escuchando sus necesidades
y comunicando los hallazgos del centro, el cual debe apoyar y ayudar al
gobierno de la Nación, fomentando una política alimentaria basada en la
evidencia científica.